Los objetivos, sean de la sociedad civil o
de la sociedad anónima, son imposibles de conseguir sin políticas coherentes y coordinadas.
El grado de exigencia que tenemos con el gobierno de turno es
ilimitado, porque nos parece impresentable que diga que gobierna, si
unas
políticas definidas en economía, sanidad, vivienda,
inmigración, etc.
Sin embargo, ni siquiera somos capaces de
enumerar las políticas que
deberían estar definidas en nuestra
empresa; por ejemplo, para reducir la diferencia, sea de una persona o de una
máquina, entre la capacidad de trabajo que se paga y la que se utiliza y entre
la que se utiliza y la que se aprovecha.